Es de todos conocidos que durante el embarazo, el cuerpo de la mujer sufre numerosos cambios, a modo general son:

  • Cardiovasculares
  • Gastrointestinales
  • Respiratorios
  • Hormonales
  • De peso
  • Cutáneos
  • En el sueño
  • En la líbido
  • Psicológicos
  • En el aparato locomotor.

Hoy quiero hacer una mayor referencia en los cambios que ocurren a nivel del aparato locomotor para hacer entender mejor cómo nuestro cuerpo se adapta a esta nueva situación y la importancia que tiene una buena preparación, tanto postural como de nuestro suelo pélvico, para afrontar esta etapa de la forma más óptima posible.

Según avanza el embarazo, debido al aumento progresivo de volumen, el centro de gravedad empieza a desplazarse hacia delante, haciendo que las caderas roten anteriormente y haya un cambio en las curvaturas de la columna vertebral. Se produce un aumento de la lordosis lumbar, así como de la presión intraabdominal que repercute directamente sobre la sínfisis púbica y el periné. Esto facilita la aparición de las tan temidas lumbociatalgias, así como de sintomatología uroginecológica. El aumento de las mamas junto con las modificaciones sufridas a nivel lumbar hace a su vez que la cifosis dorsal se vea más acentuada.

 

 

El diafragma también se ve desplazado hacia arriba, debido al crecimiento del útero y del bebé, en muchas ocasiones nos encontramos con un diafragma bloqueado, por lo que la mecánica respiratoria pasa a verse directamente afectada produciéndose una hipomovilidad torácica.

A nivel hormonal, hay una importante producción de la hormona relaxina que facilita la hiperlaxitud de ligamentos lo que conlleva a articulaciones más móviles y por ende mayor inestabilidad general en la embarazada.

No es lo mismo afrontar un embarazo con un sistema músculo esquelético equilibrado y apto para soportar dichos cambios, que otros cuyos desequilibrios hagan más difícil la nueva situación a la que nuestro cuerpo debe hacer frente.

Por ello, cabe destacar el papel fundamental de la musculatura abdominal, dorsolumbar, lumbosacra y pelviperineal, ya que, siempre que se encuentren en un buen estado, controlarán en gran medida la correcta progresión postural durante el embarazo.

Desde la fisioterapia, nuestro objetivo es mantener y mejorar el buen funcionamiento de todo este sistema músculo esquelético y para ello evaluamos y trabajamos aspectos como son, la postura, la mecánica respiratoria, la movilidad de la pelvis, el tono del suelo pélvico, la faja abdominal, la conciencia corporal y la flexibilidad y elasticidad de los tejidos, de cara a que nuestras pacientes afronten el embarazo, parto y postparto de forma óptima, segura y con confianza, para que puedan disfrutar de la maravillosa etapa que supone estar embarazada, parir y ser madre.

Ester Alicia Matas Malavé