Denominamos suelo pélvico o diafragma pélvico al conjunto de músculos y ligamentos que se sitúan en la zona inferior de la cavidad abdominal, cuya función principal es la de sostén de las vísceras pélvicas. Por lo tanto es fácil entender que esta musculatura esté implicada en el correcto funcionamiento del aparato genitourinario y por ende directamente relacionada con la fisiología de la micción, de la defecación y de la esfera sexual.
Solemos pensar que este suelo pélvico únicamente se ve afectado ante un embarazo/parto, una cirugía o tras el paso del tiempo al alcanzar una edad madura. Efectivamente estas situaciones pueden requerir de un trabajo más concienzudo para conseguir llegar a ellas en las condiciones más óptimas posibles. Pero nuestro día a día, pone a prueba constantemente dichas estructuras debilitándolas, la propia bipedestación ya ejerce un presión descendente que se debe amortiguar, la respiración, la risa, gestos involuntarios como la tos o el estornudo , conductas como apretar a la hora de hacer pipí, el estreñimiento, la actividad física en mayor o menor medida dependiendo si se trata de ejercicios hiperpresivos o de impacto…..en definitiva, conductas y acciones diarias que siendo o no conscientes, hacen que todo este conjunto abdomino-pélvico se vea afectado.
A su vez, debemos entender el cuerpo en su globalidad gracias a las cadenas musculares, sistema fascial y sistema vasculonervioso, para saber, que una disfunción a este nivel repercutirá además en el conjunto abdominal en sentido ascendente, y de miembros inferiores en sentido descendente, cobrando una mayor importancia a la hora de obtener un estado de salud completo y equilibrado.
Por todo ello es importante conocer en qué estado se encuentra nuestro periné y qué podemos hacer para optimizarlo, porque no es normal tener pequeñas pérdidas de orina ante cualquiera de las situaciones anteriormente descritas, como tampoco es normal sentir molestias durante las relaciones sexuales, entre otras disfunciones. Al tratarse de musculatura podemos establecer un plan de tratamiento, tras previa valoración por parte del profesional, en el que nuestro objetivo vaya encaminado a la recuperación y mantenimiento de la función en dicha esfera para a su vez lograr reequilibrar todo nuestro cuerpo, y así conseguir el deseado estado de bienestar.